Las rutas en la Baja se ponen calientes desde temprano, pero hasta San Quintin y un poco mas, el viento del mar nos mantuvo frescos. Como un milagro, tambien despues de San Quintin, los camiones habian casi desaparecido.
El-calor-llego-con-toda su fuerza, despues que nos internamos hacia el este y dejamos las costas del pacifico hacia el verdader desierto de la Baja. Despues de una subida muy empinada que termine caminando y empujando la bici, hacia otro control militar justo antes de que la ruta bajara en caida libre hacia el polvoriento pueblo de El Rosario.
Mientras iba subiendo, un senor en una camioneta desvencijada se para al lado mio cerca y me pregunta ¨ Quiere fresas ? !¨ Me paso, desde la ruta, tres canastitos llenos de frutillas gigantes rojas y jugosas que insistio en que eran un regalo y diciendome que ya faltaba poco para el final de la subida se alejo contento. Yo me quede con una gran sonrisa en los labios sin importar la inclemente pendiente que no terminaba nunca.
En el Rosario, compramos un yogurth de coco de un litro que comimos de almuerzo con las frutillas en un ciber cafe, mirando la vida pasar por el Rosario: la ruta en reconstruccion entre nube y nube de tierra, moscas del mediodia y la musica tronadora de la farmacia del pueblo, que sonaba fuerte como en una bailanta. Read the rest of this entry »
El cartel marcaba , que entrábamos a México y no había retorno a Estados Unidos, al menos no para nosotros !
La Entrada no fue en línea recta, la bici vía , nos llevaba a ninguna parte y nos pasamos de la frontera sin darnos cuenta, y tuvimos que dar marcha atrás y volver a pedir que nos sellen el pasaporte e intentar de Estados Unidos chequee nuestra salida, después de unas horas estábamos listos y del otro lado !
Fue la primer frontera en donde a nadie le importó que entráramos.
No era lo mismo del otro lado, donde miles de autos estaban atascados y llenos de guardias de seguridad y policías … sí era la frontera para entrar a Estados Unidos.
Por suerte veníamos del otro lado !
Las colas de autos pardos por horas, eran una situación que todo tipo de vendedores aprovechaba, ofreciendo todo tipo de mercancías: agua dulces, helados, souvenirs, bolsos , controles remoto !!
Del otro lado un laberinto de gente y de calles nos esperaba, y por suerte también, Paúl y sus amigos para guiarnos, desde su auto a su departamento, el cual se encontraba en lo alto de Tijuana, y en el quinto piso… al cual subimos con bicicletas y todo el equipaje. Pero tuvo su recompensa; una vista de toda Tijuana y más allá de San Diego.
Esa misma noche nos llevaron a comer tacos, de todo tipo y descubrimos que nos gustaban, eran sencillos y ricos. Yo había tomado la decisión de no comer más carne en esos días, y pude comer quesadillas con cebollas asadas ! Riquísimas.
Después de cenar, fuimos a ver la muralla que separa México de Estados Unidos. hasta dentro del mar.
Paul y el Chino, han abierto hace poco un kiosco de tacos en el mercado, allí todo tipo de rellenos y guisos llenan totillas tras tortillas de quienes se acercan a desayunar y almorzar: Gracias chicos, estaban muy ricos también.
Pasamos toda una mañana en el mercado donde hay absolutamente de todo. Todo tipo de verduras y frutas, aun las que uno no se imagina que existan, también de granos y especias ! Y más de veinte clases de chile !
De todos los colores y formas, más y menos picantes, en fin para todos los gustos y absolutamente para todas las comidas, incluso los dulces y los helados en México, se pueden comer con Chile, si uno lo pide.
Y souvenirs mexicanos de todo tipo, donde encontramos una banderita para las bicis , y no, Harry no llevó el sombrero, aunque quizás, después en el desierto, se arrepintiera.
Chino y Paul, se encargaron de que no nos faltara nada, y de que no nos fuéramos de Tijuana sin haber descansado y haber sentido un poco lo que es vivir allí. Son un grupo excelente de amigos con quienes fue un placer compartir nuestra entrada a México.
Entramos a México por Tijuana, la ciudad es enorme, y tan diferente de las ciudades de California, que veníamos viendo desde hace tanto tiempo. Un millón de sorpresas nos esperaban.
Atrás dejábamos California y una etapa completa de este viaje
Tijuana y a lo lejos, San Diego y el mar.
Todos fueron muy simpáticos, pero carteles como este nos tiraban todo el optimismo al piso ! Igual tratamos de enfocarnos en la sonrisa de los soldados, más que en las palabras pintadas.
México con tantas cosas lindas y millones de cosas nuevas ! Todo delante nuestro y toda América Latina, con su riqueza y variedad cultural a nuestros pies para descubrir cada día !